Una de las aspiraciones más antiguas del hombre ha sido alcanzar un estado de perfección total que lo acercara a la divinidad. En el mundo clásico se llegó a concebir esta posibilidad en un ser que reuniera las características de ambos sexos: la figura del andrógino o hermafrodita.
Hermafrodita dormido. Louvre Museum, Paris, France.
A la hora de analizar este mito, vemos que, desde el punto de vista biológico, la división de la especie humana en sexo masculino y en sexo femenino es un fenómeno diferenciativo bastante tardío. En ciertas especies, por ejemplo, como las abejas y las hormigas, la división de los individuos no tiene lugar solamente en dos grupos, sino en tres: individuos sexuados, masculinos y femeninos, respectivamente, y junto a ellos, otros asexuados, a los que corresponde la mayor parte del trabajo colectivo. Por tanto, la diferenciación sexual no es un fenómeno esencial para la naturaleza misma…
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